Una realidad construida:
Una realidad es a lo que se enfrentan muchos artistas, la realidad del anonimato, una realidad de calles, frio, velocidad, metro, ruido; la realidad de ser ignorados.
Como dice la RAE, un anónimo es aquel cuyo nombre se desconoce. Con este ejercicio de Arquitectura de Anónimo se pretende dar nombre a aquellas personas aún desconocidas. Veintitrés becarios de distintos géneros (pintura, música, escultura, arquitectura, paisajismo..) se darán cabida en esta actuación urbana para que, año tras año, comiencen a sonar en los oídos de la gente con sus trabajos, su arte.
Para que algo sea conocido debe ser mostrado. El reclamo: el arte.
Toda exposición requiere de un tiempo para ser vista, y en un tiempo cada exposición es relevada por otra. Todo trabajo requiere un tiempo para ser efectuado, y en un tiempo determinado se acaba. En esa influencia temporal se basará la propuesta, que generará un paisaje distinto en cada momento del tiempo.
Según las necesidades de un momento determinado se dará respuesta con unas infraestructuras acordes a las mismas, creando espacios efímeros, válidos para esa actividad en concreto. Estos espacios a su vez conformarán el paisaje del momento. El arte mostrado crea paisaje. El paisaje se crea con el arte. Los recipientes de arte serán arte por sí mismos.
La intención no es crear personajes mediáticos, sino posibilitar un espacio a los actuales artistas anónimos en un mundo de grandes figuras .
Friedich Nietzsche dijo: “el individuo ha luchado siempre por no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.”
Y siendo uno mismo tendrás identidad, tendrás un nombre.
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